La única vez que Marlos Moreno se puse la camiseta del Manchester City, que pagó 5 millones de dólares por sus servicios en 2017 y en junio próximo finalmente lo dejará libre, fue el día de su presentación.
Después empezó un periplo que completará ahora con nueve equipos en los últimos siete años, siempre dejando la sensación de un diamante en bruto que brilló en el título de Copa Libertadores de la que fue campeón con Atlético Nacional en 2016, pero que nunca mereció la oportunidad de brillar en uno de los clubes más poderosos del mundo.
Si fue su culpa o la de Guardiola o la de todos los entrenadores que lo dirigieron en estos últimos años, solo él lo sabe. Pero a la luz de los números, hay que reconocer que no siempre la suya fue una historia de decepciones, que sí logró consolidarse en un club europeo -aunque no fuera el Manchester City- y que a los 26 años bien podría repotenciar su carrera en Colombia o en algún torneo suramericano.
Revisando su rendimiento, es claro que en fútbol de Bélgica mostró su mejor versión y que se acerco al nivel de Atlético Nacional que lo disparó al fútbol internacional cuando era apenas un jovencito.
Así le ha ido a Moreno en sus clubes desde que salió del verde antioqueño:
Atlético Nacional: 27 PJ (1 Superliga, 2 Copa, 13 de Copa Libertadores), 10 goles
La Coruña (España): 23 PJ (19 Liga, 4 Copa)
Girona (España): 5 PJ (2 Liga, 2 Copa, 1 Copa Cataluña)
Flamengo: 30 PJ (21 Serie A, 4 Carioca, 5 Copa Brasil, 5 Copa Libertadores), 1 gol
Santos Laguna México: 17 PJ (11 Liga, 6 Liga Campeones), 3 goles
Portimonense (Portugal): 19 (16 Liga, 3 Copa)
Lommel (Bélgica): 25 (23 Liga, 2 Copa), 6 goles
KV Kortrijk (Bélgica): 34 PJ (32 Liga, 2 Copa), 2 goles
Troyes (Francia): 3 PJ (2 Ligue1, 1 CAF2)
Es verdad que 12 goles en siete años no se compadecen con un extremo que fue la gran revelación de un campeón de Copa Libertadores, pero también hay que reconocer que hay mucho de mala fama en quienes cuentan a manera de chiste la gran cantidad de clubes en los que ha estado el atacante sin revalidar esa condición de figura.
En Bélgica logró consolidarse y en cerca del 80 por ciento de sus partidos con el Kortrijk fue titular sin discusión. Después vinieron los empresarios, los dueños del contrato que nunca entendieron sus necesidades y solo vieron en él las jugosas comisiones, y la historia terminará en Turquía en cuatro meses. Decepciones ha tenido muchas, pero también alegrías… y no fueron tan pocas.